Paisajes sonoros (y cómo me fascinaba escuchar el concierto de las ranas)

 Hace unos días leí un artículo de National Geographic sobre el canto de las ranas y el cambio climático y me acordé de mi infancia cuando escuchaba el concierto de las ranas antes de dormirme. Me alegraba, me fascinaba y me llevaba al profundo sueño. Nuestras ciudades están llenas de sonidos naturales que nos conectan con la naturaleza y nos enseñan que no vivimos y no debemos vivir como dos mundos inconexos.

Por aquel entonces no me sorprendía escuchar las ranas en la ciudad, ahora sí. Tal vez porque las dos ciudades en cuestión son muy distintas con su urbanismo disperso una y la otra es muy compacta. Sin embargo, todo empieza por el mismo sitio - la ciudad coge terreno de la naturaleza donde hay un mundo vivo impresionante, que a veces se adapta a las nuevas circunstancias o desaparece. Pocas veces los urbanistas tenemos como premisa conservar parte de este mundo vivo e incorporarlo de alguna manera, lo más digna posible, en la nueva ciudad. 

(foto propia de un lugar en Gandía)

Más allá de cómo se pueden fusionar estos dos mundos - el natural y el humano, debe existir la idea de que no son mundos inconexos y nosotros, como usuarios de estas ciudades, permitamos y conservemos las poblaciones de animales en nuestras ciudades. Los pájaros, roedores, anfibios, insectos, etc. son parte de nuestro mundo más primitivo - los humanos somos parte de la naturaleza y creo que a veces se nos olvida, especialmente en las ciudades donde solemos imponer nuestro orden.

Los sonidos que escuchamos de este mundo natural nos conecta con el ritmo natural, nos recuerda que somos parte de él y nos da señales - a veces de alerta, a veces de mucha calma. Es un reloj natural que nos ayuda a sincronizarnos con la naturaleza a pesar de las prisas de la ciudad. ¿Has escuchado el canto de los pájaros antes de amanecer en primavera? ¿Te ha alegrado su voz?

A veces no es solo cuestión de ciudad, la pequeña escala también importa. Habrás notado que si tienes plantas en el patio o en el balcón, empiezan a acercarse insectos, mariposas e incluso, algún pajarito buscando semillas u hojas para su nido. Y de allí, todo esto empieza a crecer y transformar nuestra relación con la fauna urbana de manera sana y respetuosa, como debe ser. 

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