La identidad del colectivo Naus de Ribes

Naus de Ribes fue concebido como una plataforma abierta, como la materialización del proceso participativo democrático que va a trasladar las voces de los ciudadanos a la institución. Poco a poco esta plataforma promovida por un equipo pequeño pero muy activo se consolidaba y con la ayuda de otros empezó a identificar lo que faltaba en el barrio, a involucrar a más y más gente, a gente distinta, a inspirar a algunos, e igual preocupar a otros. Y aunque parezca simple, esto es un proceso de años, de maduración continua de ideas, de horas incontables de trabajo, de momentos de embriaguez de logros inesperados y de muchos otros de decepción, de desesperación...


Así, llevando más de seis meses en este colectivo, y de conocer de cerca tanto las ideas y las estrategias, como los personajes que movían todo esto con energía incansable desde el primer momento, parecía importantísimo hacer una evaluación. Si el camino que estábamos tomando nos iba a llevar al resultado deseado, si la dedicación de algunos no era perjudicial para ellos mismos, para el colectivo, si podíamos mejorar algo. Cosas que cada uno de nosotros se pregunta a si mismo de vez en cuando. 

Llegó septiembre, después de las vacaciones y todas estas preguntas tenían que encontrar sus respuestas. La necesidad de activar rápidamente la gente que participaba regularmente en las reuniones antes del verano, fue para dar una vuelta de tuerca para la reunión con la concejala de Cultura G.T. Sin ningún previo aviso, este encuentro no fue bilateral, sino que había otros invitados, otro colectivo que había solicitado una de las naves para desarrollar un programa cultural y ocupacional. Se nos comunicó la creación de un organismo autónomo municipal (OAM) que iba a gestionar el Parque Central y los espacios de los muelles y las naves. La propia concejala nunca había presentado un proyecto cultural, a diferencia de otras concejalías, lo que significaba que los espacios serán unos contenedores vacíos que todos los peticionarios tenemos que pedir hora de entrada a este OAM, que nuestras palabras no habían calado, que el apoyo verbal no significaba nada.

Analizando la situación creada, vimos que estábamos muy equivocados. Nos habíamos percibido durante años como el canalizador de las necesidades del barrio y de la gran mayoría de sus asociaciones y colectivos, con constantes contactos, apoyos o simpatías en algunos conceptos, con asambleas informativas abiertas a todos y con dudas que se resolvían por la sabiduría de los presentes. Obviamente estábamos equivocados, no habíamos podido legitimarnos ni ante los otros agentes del barrio, ni ante el Ayuntamiento, como este canalizador, esta plataforma abierta e inclusiva que traslada la voz de los vecinos al Ayuntamiento. Eramos uno más, uno más con sus peticiones propias, con sus objetivos particulares, con sus ideas raras...

Nos dimos cuenta que nosotros no eramos lo que pensábamos que eramos. Nos lo demostraron. Igual nos lo decían, pero no lo supimos escuchar. No habíamos podido establecer lazos firmes con los agentes del barrio, muy pocas personas de otros colectivos se habían involucrado en el trabajo cotidiano de Naus. Teníamos el apoyo de comerciantes, de vecinos, pero para los otros agentes eramos uno más, un actor más que pedía un espacio público. Y después de tantos años de contactos aun no sabíamos hablar el mismo idioma, no sabíamos entendernos...

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